Sin saber bien por qué, ayer sobre las 15.45 en el cercanías camino de casa, me pasó algo curioso. La cosa fue más o menos así:
- Veía por la ventanilla del tren los Siete Picos con bastante claridad, con el cielo de un tono azul "potito".
- En un prado casi a pie de la vía una manada de vacas y 4/5 futuros solomillos pastaban tranquilamente.
- Casi enfrente estaba sentada una hermosa desconocida.
- Escuchaba en el mp3 "La música nocturna de las calles de Madrid" de Bocherini.
Y entonces me di cuenta de que eso, todo el conjunto, es la definición casi perfecta de la felicidad.
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2 comentarios:
Jo, tu oido de pájaro es increible ;)
Estoy totalmente de acuerdo contigo, los solomillos son la felicidad 0:)
Uh? Oído de pájaro? Mi no entender...
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