Por sorprendente que pueda parecer, hay veces en las que estoy realmente nervioso. Sí, yo. Me pasa bastantes veces antes, e incluso después, de un examen. O tras un día realmente horrible de trabajo.
En esas ocasiones me suele calmar bastante dar un paseíto desde el trabajo a casa (hora y media a dos horas), escuchando música con el mp3. Otras veces ni siquiera me sirve esto, porque tengo los ojos cansados, y necesito oscuridad.
Para estas ocasiones, tengo un método que me funciona muy bien: echarme en la cama, las persianas bajadas casi del todo, pero entrando algo de luz, móvil apagado, fijo desconectado, y ponerme un disco. La música suelen ser discos de Miguel Campoviejo o Jean Michelle Jarre. También me ha funcionado Vivaldi o los Requiem, aunque como la música clásica ya se encargan de ponerla mi madre o mi hermana, prefiero MO o JMJ.
Hay otros que me gustan bastante, como Enya o Enigma, pero sus discos no me sirven para esto, porque no me relajan, me duermen, y eso es lo que no me viene bien en estas condiciones. Cuando ha terminado el disco, suelo tener los ojos mucho más descansados, y los nervios normalmente desaparecen. Y las posibles cefaleas, apoyadas por un par de aspirinas, también.
lunes, 12 de junio de 2006
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